Pitágoras, en el siglo VI antes de Cristo, fundó en Sicilia una sociedad mística y científica. Creía que el conocimiento se originaba a partir de la razón, y consideraba que el mundo de los sentidos era poco real e ilusorio.
Tomó ideas del pensamiento egipcio, como la atribución mística a la geometría, la perfección de la forma y el valor mágico del ritmo. Del pensamiento nórdico adoptó nociones sobre la igualdad entre hermanos, la fraternidad y la ternura hacia todo lo que tiene vida, con la posibilidad de ampliar esa ternura cósmica hasta alcanzar el éxtasis.
Basó sus enseñanzas en el número y su forma, en la geometría. Consideraba que el número representaba el más alto grado de conocimiento, la abstracción de todas las cosas. Distinguía entre dos tipos de números: el número-idea y el número-científico, siendo este último la representación de la idea en el plano material de las cosas.
Los pitagóricos no formaban parte de la cultura dominante: eran rechazados por los helénicos y considerados herejes. Sin embargo, su legado trascendió, influyendo en el pensamiento de Platón, y a través de él, en toda la filosofía occidental.
En la cultura griega, se reconoce su influencia en la búsqueda de la síntesis y de la belleza mediante la geometría, la teoría de los números, la teoría musical y una concepción armónica del cosmos.
Cuando vayas a un templo, adora (primero), y en el camino, no hagas ni digas nada que tenga relación con tu vida diaria.
Cuando viajes, no entres en un templo ni adores de modo alguno, ni aun cuando te encuentres en el umbral mismo del templo.
Sacrifica y adora descalzo.
Apártate de los caminos frecuentados y camina por los senderos.
Refrena ante todo tu lengua y sigue a los dioses...
No revuelvas el fuego con un cuchillo (o instrumento de hierro)...
Ayuda al hombre que trata de levantar su carga, pero no al que la depone.
Al calzarte, comienza por el pie derecho, y al lavarte, por el izquierdo.
9. No hables de las cuestiones pitagóricas sin luz.
No pases nunca por encima de un yugo.
Cuando estés fuera de casa, no vuelvas nunca la vista atrás, pues las Erinias siguen tus pasos.
Alimenta un gallo, pero no lo sacrifiques, pues está consagrado a la luna y al sol.
No te sientes sobre un cuartillo...
No permitas que una golondrina haga su nido bajo tu tejado.
No lleves anillo...
No te mires al espejo junto a una lámpara.
No creas nada extraño sobre los dioses o las creencias religiosas.
No te dejes poseer por una risa incontenible.
No te cortes las uñas durante un sacrificio...
Tras levantarte de la cama, enrolla los cobertores y allanó el lugar donde yaciste.
No comas el corazón...
Escucha sobre los recortes de tu pelo y las limaduras de tus uñas.
Borra de la ceniza la huella de la marmita...
Abstente de las habas.
Abstente de los seres vivos.
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