viernes, 28 de noviembre de 2025

Dara Birnbaum explica cómo, a finales de los años 70, comenzó a trabajar con imágenes de la televisión porque ese medio se había convertido en el principal entorno cultural de la sociedad estadounidense. Ante familias que veían TV más de siete horas al día, ella sintió que el contacto social estaba siendo reemplazado por relaciones estereotipadas producidas por las corporaciones mediáticas.


Su primera reacción fue apropiarse de esas imágenes para “hablarle de vuelta a los medios”. Tomó figuras icónicas como Wonder Woman, no para crear nuevas narrativas, sino para desmontar la narrativa original, exponer sus mensajes ocultos y mostrar cómo se construye una heroína femenina moldeada para el consumo masivo. Usó técnicas como repetición, cambios de velocidad o sacar la imagen de su contexto para convertirla en un significante flotante que revelara su ideología.


Birnbaum también buscó sacar el video al espacio público, colocándolo en peluquerías, televisión por cable, festivales, clubes nocturnos o instalaciones con video walls. Esto hacía que la obra circulara en los mismos espacios donde circulaba la cultura mediática que criticaba.


Hacia los años 80 y 90 reflexiona sobre la televisión como espacio público, entendida no como un lugar físico sino como una red de flujos de información. En este nuevo escenario, lo público y lo privado dejan de ser espacios separados: la experiencia social se desplaza hacia lo mediatizado. Birnbaum interpreta que los medios electrónicos crean un “espacio público fluido”, donde participamos no con el cuerpo sino como receptores de señales.

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