Este capítulo se centra en explicar la paradoja del mundo errante la cual según el autor se basa en el rechazo a los valores y al mismo tiempo una aceptación del mundo tal y como es. Paradoja que se presenta como una constante antropológica a nivel individual y en el conjunto social. El texto nos pone a reflexionar sobre el proceso de desarrollo de la humanidad exponiendo el paso del nomadismo al sedentarismo como una consecuencia natural del aprehender humano, en una búsqueda por el conocimiento que nos llevó a la creación de una casa que nos tiene ahora atrapados.
Supone que volver sedentarias las actividades es quitarle el dinamismo a la vida, lo cual conlleva a una sensación de encierro ideal para la formación y establecimiento del Estado. El proyecto de la modernidad en su intento por poseerlo y controlarlo todo creó su propio conocimiento y sus instituciones para validarlo, “la verdad” dejando fuera lo imaginario, el deseo, el placer, todo lo que no es útil o racional.
Cuando el sistema se fundamenta sólo en un pilar, en este caso sólo un tipo de pensamiento, el lógico, el de lo abstracto, lo digital, este se encuentra sí en estado funcional pero con un vacío. El autor menciona que la sociedad mecánica y competente se ha descompuesto aunque parecería que lo mecánico funciona, somos y buscamos ser cada vez más competentes y funcionales en el sistema que rige nuestros espacios, estamos obligados a adaptarnos como una cuestión de supervivencia.
El texto nos deja reflexionando sobre la “naturalidad” del humano, ¿por qué si la tendencia es el cambio y un rechazo físico y emocional a lo inamovible, se confeccionó este mundo donde se nos atrapa en lugares determinados? El autor enuncia el vaivén de la revolución a la estabilidad como un ciclo natural del desarrollo humano.
Esta contradicción emocional podría radicar en evitar la integración de las dos visiones del mundo y basar toda nuestra realidad lo establecido de acuerdo al pensamiento masculino.
Como individuos nos experimentamos desde los dos pensamientos, lo racional y lo emocional, desde lo femenino y lo masculino en cambio como sociedad vivimos incompletos.
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