Roma cayó cuando el pueblo, analfabeta, esperaba que todo fuera gratis, al pueblo pan y circo.
“Las personas ordinarias no necesitan más compañías tipo xerox quienes excusando su diseño de la interfaz como una metáfora pobre y sin imaginación sobre la simulación del papel en la pantalla, para vender más impresoras”
La representación del mundo ya no depende de la experiencia sino de un imaginario precedente, de una experiencia previamente codificada que media entre nosotros y la realidad. Vivimos instalados en la ficción. Y nos muestra también que hemos enseñado a las máquinas –los ordenadores– a producir alucinaciones. Que podemos desvelar las pulsiones de su potencial imaginativo sumergido y hacer emerger su “inconsciente tecnológico”. Que se puede provocar la irracionalidad y el delirio allí donde sólo parece quedar lugar para la computación y la lógica.
Estas teorías confirman que nuestra comprensión (y construcción) del mundo y de la realidad, aparte de integrar "nuestras" imágenes internas presentes en nuestras memorias (sistemas neuronales), también incorpora, tal vez en la misma medida, las imágenes "externas" y los datos que circulan a partir de las informaciones mediales. Estas memorias “externas” se convierten en repertorio y sirven, por ejemplo, para fundamentar las historias contemporáneas
Tal vez sea ésta una de las grandes paradojas de la etapa posmoderna: la ciencia y la tecnología triunfan en su afán de controlar racionalmente el mundo, la vida y el conocimiento, mientras la humanidad se sumerge en la ignorancia y la miopía
En palabras de Flusser, “el ser humano se vuelve calculable, no sólo de manera física y fisiológica, sino también como cosa mental, social y cultural.” Este distanciamiento del sujeto de sí mismo es, según Flusser, una consecuencia de la transformación de la codificación del pensamiento de una forma lineal, procesal y unidimensional a una forma puntual, mosaica y de dimensión cero, para la cual se inventaron aparatos y tecnologías
Los ojos son una prueba para lo que no podemos ver.
El manifiesto post nada es cuando ya sabes que la vida es una ilusión cuando te consideras creador de todo a tu alrededor y decides vivir la ficción. Vivir la ficción en pos de explorar todas las posibilidades y las sensaciones. En el post nada tu alma se puede expresar libremente porque no existe el juicio. Que viva la prisa por alcanzar la calma.
Wabi sabi, la palabra wabi se relaciona con austeridad, evitar la ostentación para cultivar el espíritu. Su origen tenía que ver con la desesperación del amante abandonado y luego pasó a describir las ásperas condiciones de una reclusión. Este sentido negativo fue resignificado por el zen, que entendía el aislamiento como algo místico y apropiado para acercarse a la naturaleza y contemplar que esta es imperfecta e irregular porque está viva.
Así nosotros, con la evolución de nuestras capacidades físicas y biológicas somos un animal que diseña. Modificamos el espacio para que se adapte a nosotros. Construimos casas, lenguaje, máquinas. Siguiendo las ideas de Otl Aicher, durante la evolución, la mano cambia; el pulgar se recorre y las cosas se pueden asir, agarrar; se dice que allí se formó así como una compresión valoradora. La observación. Este cambio supone una modificación del cerebro también. Se amplía la masa cerebral y se divide en dos hemisferios (como el resto del cuerpo) los cuales se encargan de ciertas tareas. Nuestra capacidad de pensar y percibir es generalmente análoga, pero es tan basta que también abarca lo digital.
Como el ser humano no es un ser digital la civilización cada vez más digital nos parece ajena y nos deja descolocados. La información tan exacta se vuelve abstracta y nos sobrepasa. En la necesidad de llegar a a verdad mediante la razón se dejan relaciones abstractas fuera y nos alejamos màs de la verdad.
El mundo exacto es un mundo erróneo.
La imagen retrata la realidad, posteriormente se crean textos para explicar estas imágenes ideas idealizaciones sobre la realidad, se teoriza.
Existen conocimientos que podemos entender pero no alcanzamos a visualizar. Podríamos decir que las herramientas, en esencia teoría, con las que nos relacionamos con el mundo son enteramente virtuales y qué en ese sentido estamos viviendo ya en una virtualidad.
"Después de estar alienados llega el éxtasis de la comunicación":
menos que decir, más necesidad de hablar
menos sentido más necesidad de reforzar la identidad .. J.Baudrillard
Sin embargo, esa no-linealidad puede ser debatida desde mucho ejercicios realizados en la literatura y en la manera en cómo se han clasificado los libros y textos a través de la historia de las bibliotecas.
Una biblioteca es un index y las notas son hipervínculos.
Asimismo hay muchiísimos ejemplos de escritores que han utilizado un sistema de index.
Los cuadernos de Hegel , Raymond Carver, Gerhart Hauptmann, George Perec, Darwin, Beatrice Webb.
Nos acostumbramos a percibir la realidad como fuente de estímulos, de sorpresas, nos volvemos ciegos para las cosas silenciosas o las comunes, que no nos estimulan, pero que nos anclan en el ser. (Byung-Chul, ,p.11)
Las prácticas que requieren tiempo, dice Chunl Han, se encuentran en trance de desaparecer. La confianza, las promesas y la responsabilidad también son prácticas que requieren tiempo. Se extienden desde el presente hasta el futuro. Todo lo que estabiliza a la vida humana requiere tiempo. Una de estas prácticas es la observación atenta detenida.Es imposible detenerse en ala información. LA atención sin intención, viajar obteniendo una experiencia. Observar los datos,
En la información, corremos sin alcanzar un saber, acumulando datos, amigos y seguidores
Las máquinas no tienen porque devorarnos, están hechas allí por y para nosotros. Una inteligencia artificial es tan inteligente como lo seamos nosotros, varias veces nos hemos dado cuenta con experimentos sociales de bots que conversan, que estos seres máquinas aprenden rápidamente a ser groseros, racistas, violentos y a cuestionar su propia existencia, Taybot y
Podemos alejarnos pero las máquinas seguirán allí, Podemos aprender el lenguaje,
https://carolinavillanuevalucero.net/nuestras_rutas/
Mientras se comienza el viaje, aparece una sensación de estar suspendido, y hay una alteración en tu percepción; comienza la mutación, tus proporciones humanas se transforman y tu cuerpo es ahora desconocido, se deforma y se expande entre paisajes oníricos rotando a una gran velocidad; se sentirá tanto el frío como el calor, acompañado de ruidos de movimientos en el lugar, la escena que apreciamos logra cautivarnos. Proponiendo la fantasía en el mundo virtual a través de nuestra navegación.
La inquietud por construir un paisaje digital que pueda ser compartido surge de la necesidad de encontrar un lugar propio dentro de la multitud de espacios que habitamos, ya sea en el sueño, en la vida despierta o en el ciberespacio.
. El ciberespacio denominado así en 1984 por William Gibson desde la ciencia ficción, ha sido entendido como “una alucinación consensuada” representa un espacio de intercambio donde la información y la posibilidad de contribuir a ésta, podría estar al alcance de todos. Como Ted Nelson soñó en los setentas, el ciberespacio nos haría partícipes de “un nuevo mundo de literatura y arte donde todas tus dudas podrán ser respondidas… ese mágico sitio de la memoria literal donde nada se pierde nunca" (Nelson, 1974, p. 144).
. Porque lo que representan los comunes en esencia es que se asumió que la vida no tiene sentido en un mundo hobbesiano, en el que cada persona compite con todas las demás y la prosperidad se alcanza a expensas de otras personas, y que así nos dirigimos hacia el fracaso asegurado. Este es el sentido y la potencia de las muchas luchas que se están librando en todo el planeta para combatir la expansión de las relaciones capitalistas, defender los comunes existentes y reconstruir el tejido comunitario destruido durante años de asedio neoliberal sobre nuestros medios de reproducción más básicos.
El sueño es el único lugar que no ha sido penetrado por el tiempo mercantilizado.
Los espacios se definen a partir de nuestra conexión con ellos.
2.2. El tiempo y la contemplación.
Ahora más que nunca nos resulta evidente que vivimos guiados por el deseo y por la productividad. En este sentido las relaciones que mantenemos con los demás y con los espacios están han ido volcándose hacia una actitud de competitividad cada vez más marcada. La cotidianidad, como la habíamos experimentado, sufrió un quiebre marcado por la pandemia SARS Covid y fuimos testigos de nuestra propia explotación laboral, de nuestra tendencia al consumismo como solución para nuestras carencias emocionales, pero también de cómo nuestros espacios colectivos se expandieron hacia lo virtual. La concepción de espacios comunes terminó de liberarse del lugar físico, para expandirse hacía otros horizontes.
Nos toca participar en la construcción de los terrenos virtuales del ciberespacio poniendo en cuestionamiento los modos establecidos de navegar y existir en ellos. Al tiempo que la tecnología digital ha ido avanzando, los precios de éstas disminuyendo y más personas han tenido acceso a la red, los contenidos se han ido homogeneizando. Estamos entrando en un control creativo parecido al que sostiene Hollywood sobre el cine. Aunque en Internet los usuarios somos los mismos productores del contenido y se genera una sensación de libertad, estamos lejos de un apoderamiento del medio. Es decir, lo que expresamos en sí no resulta tan relevante cómo las dinámicas de interacción por alrededor con las que navegamos alrededor de éste ya que nos impactan de manera considerable.
Las grandes empresas que controlan Internet imponen formas rígidas y deshumanizadas sobre nuestra experiencia, por un lado limitan el desarrollo de la creatividad y el ingenio al cerrar cada vez más una máquina con tantas posibilidades volviéndola cada vez más negra e impenetrable y por otro nos exponen descaradamente a dinámicas tóxicas tratando a las personas como información, la nueva fuente de explotación. Los intereses políticos y socioculturales se esconden detrás de la pantalla, un ejemplo son los signos alfabéticos de algunos países asiáticos que no son incluídos en el estándar internacional de caracteres de la computadora. Estos se irán perdiendo con el tiempo y no participaran en la conformación de un nuevo lenguaje universal.
Quizá uno de los causantes de la depresión individual y colectiva que estamos viviendo es el hecho de ser testigo de cómo el capitalismo nos condiciona y no poder escapar. Graciela Esparza sugiere crear contraproductos, nuevos relatos en los que la transfiguración del tiempo tome un lugar central, que introduzcan la singularidad en las experiencias buscando una desconexión con el deseo del consumo. En este sentido pienso en la disciplina de las matemáticas en la Antigua Grecia donde sus practicantes eran llamados filósofos contemplativos. El primer paso para conocer un espacio es detenerse a observar.
Siguiendo la comparación con el cine, Internet funciona como una película donde frame tras frame una imagen ahuyenta a otra. No podemos detenernos a pensar en cada foto, no hay tiempo para observar, para encontrar lo “verdadero”. Las cosas, dice Byun Chul-Han, son las que toman tiempo por eso son significativas. Conocer el espacio que habitamos para adueñarnos de él requiere tiempo, en el tiempo se desarrollan las habilidades para enfrentarse a éste. Si entendiéramos los mecanismos de funcionamiento y el lenguaje de los dispositivos digitales que utilizamos en automático, nuestro habitar sería diferente, tendríamos opciones y las necesitamos.
4.1. La extensión de la pantalla. Posibilidades del arte digital.
Experimentar diariamente nuestra vida dentro de la interfaz digital nos obliga a repensar, redefinir y recontextualizar el universo estético. El espacio se convierte en ciberespacio, la realidad en hiperrealidades y los acontecimientos en simulaciones. Según Galloway, las nuevas tecnologías nos regresan a un estado de pasividad como el de la antigüedad ya que la interfaz está dada y nosotros estamos en un estado constante de click and play. Nuestra mirada está atada a una representación cartesiana, desde la pintura, esta perspectiva cambia sólo con la posibilidad de una amplificación sensorial. ¿Cómo se alcanza esta amplificación?
La producción de obra dentro de lo que conocemos como arte digital se encuentra en constante crisis intentando sobrevivir entre dos problemáticas: primero la pérdida de vigencia conceptual de las obras, y segundo la situación de ser aparato-dependiente.
La preocupación por conservar piezas artísticas que reflexionan y hacen uso de la tecnología ocupa un papel importante en los círculos de productores y teóricos del arte contemporáneo. En un contexto donde la tecnología avanza tan rápido guiada por un mercado al que sólo le importa vender, nos encontramos con la trampa de la obsolescencia programada y nos sentimos hasta traicionados por la tecnología. Los aparatos son de plástico, son fácilmente desechables y sustituibles En este sentido, ¿cómo se podría alcanzar una reflexión profunda desde un medio que cambia constantemente?
Algunos artistas digitales consideran que la obra digital reside en el código, un código que puede ser actualizado con el paso del tiempo. Rafael Rozendaal, artista brasileño nacido en 1980 trabaja, en sus propias palabras, con el Internet como su canvas, su producción abarca sitios web, instalaciones multimedia y dibujos teniendo como interés principal trabajar composiciones abstractas dentro de la pantalla pensada como un espacio pictórico. A simple vista nos lleva a reflexionar sobre las propiedades estéticas de la imagen digital, sin embargo, la intención va más allá y se sitúa en el reconocimiento de lo digital como una materialidad específica; regenerable, multiplicable, ubicua e intangible.
En su obra Into time, realizada en 2010 y modificada posteriormente en varias ocasiones, se hace evidente la preocupación por exaltar esta maleabilidad. En la primera versión de esta pieza, el autor utiliza el formato sitio web para generar un espacio de interacción donde el usuario espectador puede contribuir de manera muy sencilla, con el uso del click, a la generación de simples composiciones conformadas por bloques de colores y degradados. La segunda versión es una instalación que consiste en la proyección de sus composiciones las cuales, a diferencia de su presentación en web, corren automáticamente. Acompaña la proyección con una serie de espejos en el piso que reflejan la imagen proyectada y amplían el espacio de proyección. En este sentido, se pone en cuestionamiento la idea del arte como un objeto único y situado.
Esta manera de trabajar nos recuerda que la imagen digital es una representación gráfica de información codificada. El código es lo que le da vida a la imagen para adaptarse al tiempo y al espacio. Escapa de la idea de obra de arte tradicional, impenetrable, inamovible y fosilizada, al dotar al trabajo la posibilidad de vivir tanto dentro como fuera de la Red ofreciendo la posibilidad de experimentarse desde otro tipo de relación sensorial, una que implica el uso de nuestra corporeidad en la exploración de la pieza.
En mi proyecto, la creación de imágenes digitales, ya sean fijas, en movimiento o interactivas, funciona como un proceso, una investigación y archivo abierto que puede ser adoptado y manipulado por mi y por otros si así lo desean en cualquier momento. Aunque la necesidad de utilizar Internet me parecía fundamental en algún momento, he podido distinguir la producción como un proceso donde intervienen ciertos elementos como herramientas y no como un fin específico.
Cabe señalar la importancia de considerar a este tipo de expresiones artísticas como una experiencia, que sólo sucede y que da igual si desaparece en el tiempo. El arte tecnológico está destinado a perderse, las obras se vuelven leyendas. Podría considerarse entonces lo efímero como una característica inherente a los trabajos de expresivos que utilizan tecnología. En este caso, ¿cómo se desarrolla un conocimiento? Parece que vamos corriendo buscando un espectáculo, queriendo aprender todos los nuevos lenguajes y las técnicas de moda. Es importante detenerse a contemplar nuestras dinámicas de consumo. En este sentido, el papel ejercido por los que trabajamos desde el arte en los medios no consistiría en tratar de reproducir la realidad, como se concebía la pintura y luego la primera etapa de la fotografía, sino de construirla.
4.2 Entre sueños y entornos digitales.
En un primer planteamiento de mi trabajo de investigación práctica propuse trabajar con las pérdidas y ganancias en la comunicación a través de la utilización de ciertos fenómenos estéticos como el glitch (error) y el noise (pérdida de calidad) que sufren los mensajes, ya sea imagen o texto, al ser traducidos de un medio a otro. El interés principal se encontraba en reflexionar sobre el proceso de emisión, recepción e interpretación del mensaje entre humanos y máquinas. Depende del medio donde se desarrollen estos temas los cambios que sufren estos mensajes así como de quién se expresa. Si hiciéramos un libro con todas las palabras que hemos borrado, ya sea a mano o en la computadora, tendríamos como resultado un extenso texto digamos una novela de error.
Posteriormente, tratando de identificar donde se podían encontrar estos fenómenos, llegué a la decisión de trabajar dentro del ciberespacio para crear un lugar donde se pudiera tener un enfrentamiento con estos fenómenos estéticos. Al pensar en lugar, en un sitio inexacto y que produjera confusión al ser navegado pensé en la ambigüedad que se vive dentro del espacio del sueño. El desarrollo de este espacio me plantea el problema de cómo entender la narración. La ficción resulta de la interacción de varios componentes elementales, cada uno de los cuales tiene su propia dinámica, y así podemos suponer que ésta se construye por parte de un autor en la forma en que realiza la selección de sus componentes y por otro lado la interpretación de quien percibe.
Para poner en cuestionamiento técnico y perceptivo a las convenciones habituales de nuestro andar, utilice el azar y el error como herramientas, generando imágenes, textos y dispositivos que nos recuerden el lugar donde estamos parados. Lo estable y confiable no contribuye a generar una experiencia enriquecedora con el medio.
En mi trabajo alrededor del texto, logré explorar el aspecto colaborativo y lo anónimo que provee el espacio en la red, donde se crea una identidad colectiva y pone en cuestionamiento para el propio creador su función como artista.
En el arte digital, la interactividad o como podríamos llamarlo el juego merece ser explorado a fondo y salir de la superficialidad a la que nos ha acostumbrado la producción digital. Aunque contrario a lo que sus propiedades le permiten, el juego se simplifica en seguir una narrativa que permite al usuario una que otra interacción poco significativa fuera de la meta a la que dirija el juego. Galloway sugiere que los comandos que controla el jugador sean algoritmos que puedan participar en la creación y desarrollo del juego de una manera activa. Salir del analfabetismo digital y conocer el lenguaje donde estamos habitando nos permitiría entender hasta dónde podemos llegar. La red, originariamente libre y transparente, está entrando en una etapa de clausura. Tecnologías de control que “garantizan la seguridad de los usuarios” dominan nuestros espacios digitales. Tal vez sea ésta una de las grandes paradojas de nuestro tiempo; la ciencia y la tecnología triunfan en su afán de controlar el mundo, la vida y el conocimiento, mientras la humanidad se sumerge en la ignorancia y la miopía. Sin embargo, las computadoras no son determinadas, cada usuario puede crear y diseñar su espacio. Somos lo que caminamos entre cada punto.
Hace aproximadamente 18 años comencé a crear mis sitios en Internet, mi actividad principal era llevar un blog, un diario personal, que aunque era público representaba para mí, el mejor escondite de la vida real. En esos momentos a nadie que yo conociera le importaba estar allí. Así fui conociendo el mundo desde mi computadora, haciendo amigos desde lejos y quedé maravillada de todo lo que me proveía esta red. Después, cada elemento de la realidad fue encontrando su manera de infiltrarse a este lugar y de convertirlo en una extensión de todo lo que quería huir. Sospecho que el amor a este espacio me hizo concebir estos viajes solitarios como una experiencia estética e identificar en cada clic un paso.
La representación del mundo ya no depende de la experiencia sino de un imaginario precedente, de una experiencia previamente codificada que media entre nosotros y la realidad. Vivimos instalados en la ficción. Podemos desvelar su potencial imaginativo y hacer emerger su “inconsciente tecnológico”, es decir se puede provocar la irracionalidad y el delirio allí donde sólo parece quedar lugar para la computación y la lógica.
Se podría decir que los elementos primarios de los bots que escriben son el código, la base de datos a partir de la cual realizan combinaciones y el entorno computacional que permite que el bot ejecute el código y despliegue los resultados que está programado para realizar.
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