jueves, 25 de diciembre de 2025

Feminismo decolonial y crítica al enfoque postcolonial

 

Ochy Curiel Pichardo

Ochy Curiel problematiza el uso indistinto de los términos postcolonial y decolonial dentro del feminismo, señalando que no son equivalentes ni en lo político ni en lo epistemológico. Desde su posición como mujer afrodescendiente en Abya Yala, la autora se sitúa en el feminismo decolonial, articulado con posturas antirracistas, lésbico-feministas y de autonomía feminista.

Curiel explica que lo postcolonial surge históricamente a partir de las independencias asiáticas y africanas, especialmente desde 1947, y como perspectiva teórica en los años ochenta en Europa y Estados Unidos, con autorxs como Edward Said (1990), Gayatri Spivak, Homi K. Bhabha y Chandra Mohanty. Sin embargo, diversas críticas advierten sus ambigüedades: Shohat (2008) cuestiona su falta de claridad histórica y su tendencia despolitizante; MacClintok (citada por Hall 2010) señala su linealidad; y Dirlik (citado por Mazzadra y Rahola 2008) denuncia su sesgo culturalista y su desvinculación del capitalismo como estructura de poder.

Desde América Latina, Ramón Grosfoguel (2010) critica que los estudios postcoloniales sitúen el colonialismo en los siglos XVIII y XIX, invisibilizando que la colonialidad comienza en 1492 y se articula con la modernidad como un sistema global de dominación. Stuart Hall (2010), aunque reconoce estas críticas, sostiene que lo postcolonial permite analizar los reordenamientos de poder posteriores a las independencias y abrir narrativas descentradas de la modernidad.

En este marco, Curiel afirma que el feminismo postcolonial ha sido útil como crítica al feminismo hegemónico blanco, occidental y burgués, pero insuficiente si no cuestiona profundamente la episteme moderna-colonial. Para el feminismo decolonial, no basta con la interseccionalidad o la inclusión de autoras racializadas: es necesario releer la historia desde la colonialidad, comprender las opresiones como estructurales y construir metodologías feministas situadas, críticas y políticamente comprometidas.

Acerca del feminismo decolonial

El feminismo decolonial se sitúa en Abya Yala, surgido de procesos de descolonización de pueblos indígenas y afrodescendientes, y combina críticas al feminismo hegemónico con la teoría decolonial latinoamericana (Lugones 2008; Espinosa 2013). Señala que, pese al fin del colonialismo formal, persiste la colonialidad del poder, del ser y del saber, estructuras que mantienen jerarquías globales, raciales y de género (Quijano 2000; Maldonado-Torres 2007; Lander 2000).

Lugones (2008) explica que el género es una categoría moderna y colonial que, junto al heterosexualismo, excluyó a las mujeres colonizadas de la consideración de humanidad plena. Por su parte, Espinosa (2013) propone que el feminismo decolonial revise y amplíe conceptos centrales del feminismo, recuperando saberes subalternos y experiencias de mujeres afrodescendientes, indígenas y populares, para generar metodologías y prácticas políticas que eviten reproducir lógicas racistas y coloniales.

¿Una metodología feminista? Punto de vista e interseccionalidad

Sandra Harding (1992) propuso una epistemología y metodología feminista que cuestiona la lógica masculina de la ciencia y promueve la reflexividad, es decir, explicitar el género, la raza, la clase y los rasgos culturales de quien investiga. Sin embargo, su enfoque reproduce la universalización del género y el dualismo hombre/mujer, como señala Haraway (1991).

Donna Haraway aportó también a la reflexividad y al punto de vista, invitando a historizar a quien investiga, mostrando cómo la posición del investigador afecta la interpretación. Desde un enfoque decolonial, reflexividad y punto de vista deben considerar geopolítica, raza, clase, sexualidad y capital social, no solo la autodefinición.

Patricia Hill Collins (1998) profundiza el concepto de punto de vista desde el feminismo negro. Este incluye:

  1. Experiencias sociocríticas: conjunto de vivencias que proporcionan perspectivas distintas sobre la realidad.

  2. Conciencia feminista negra: la interpretación de esa realidad material desde la experiencia de opresiones simultáneas, o matriz de dominación, que combina racismo, heterosexualidad, colonialismo y clasismo, con expresiones estructurales, ideológicas e interpersonales.

Esto implica que la experiencia vivida es fuente de conocimiento, y quienes la han vivido tienen un privilegio epistémico (Hill Collins 1998). No se trata solo de describir que alguien es negra, pobre o mujer, sino de entender por qué esas condiciones existen, cómo fueron producidas por la colonialidad y cómo se mantienen.

La noción de interseccionalidad de Kimberlé Crenshaw (1993) reconoce la diferencia desde categorías intersectadas, pero tiende a un multiculturalismo liberal que no cuestiona la producción histórica de esas diferencias. Por ello, un enfoque decolonial entiende raza y género como categorías constitutivas de la episteme moderna colonial, resultado de opresiones históricas que persisten en la colonialidad contemporánea.

La relación sujeto-objeto

En las metodologías feministas, los sujetos que investigan suelen ser académicos/as del Norte o posiciones privilegiadas, mientras que los objetos de estudio son mujeres racializadas, pobres, indígenas o del Tercer Mundo. Esta dinámica refleja la colonialidad del saber, que asume que “lo otro” es materia prima para la investigación.

Preguntas clave que plantea Ochy Curiel (2013) son:

  • ¿Qué significa que mujeres blancas del Norte estudien mujeres del Tercer Mundo?

  • ¿Qué implicaciones tiene aplicar categorías eurocéntricas?

Mohanty (2008) y Spivak (2009) advierten que esto puede producir colonización discursiva y violencia epistémica, generando créditos académicos para quienes estudian a “otros” desde posiciones hegemónicas. Curiel propone una antropología de la dominación, que investigue cómo se construyen los “otros” y las “otras” desde el poder, haciendo etnografía de nuestras propias prácticas académicas, metodológicas y pedagógicas (Escobar 1996).


El desenganche epistemológico

La perspectiva decolonial busca desprenderse de la colonialidad del poder, del saber y del ser, cuestionando: qué conocimientos se producen, cómo y para qué.

a) Reconocimiento de saberes subalternizados

No basta citar a feministas negras, indígenas o empobrecidas; se trata de:

  • Reconocer conceptos, teorías y categorías producidas colectivamente desde experiencias subalternizadas, capaces de explicar distintas realidades sin universalizar.

  • Adoptar una ética liberadora con genealogía propia (Palermo 2010), que rompa la diferencia epistémica entre sujeto cognoscente y sujetos a ser conocidos.

  • Implementar procesos pedagógicos y metodológicos distintos, como la co-investigación y la teorización desde la práctica comunitaria (Espinosa et al. 2013).

b) Problematizar las condiciones de producción de conocimientos

Silvia Rivera Cusicanqui (2010) propone cuestionar la economía del conocimiento: cómo los privilegios materiales, la geopolítica del conocimiento y los mecanismos institucionales pueden reproducir formas de colonización intelectual incluso en el Sur.

Aplicado al feminismo:

  • ¿Desde qué marcos institucionales se producen metodologías feministas críticas?

  • ¿Qué privilegios materiales, de capital social, raza, clase o sexualidad intervienen?

Analizar estas condiciones es esencial para descolonizar la producción de conocimiento y combatir la colonialidad del saber, del poder y del ser.

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