Wiener: “nuestros tejidos cambian a lo largo de nuestra existencia, los alimentos que comemos y el aire que respiramos se convierten en carne de nuestra carne y hueso de nuestros huesos, de tal manera que los elementos momentáneos que constituyen nuestra ENSAYOS DE GUTENBERG DOS 43 carne y nuestros huesos salen cada día con nuestra excreta. Nosotros no somos más que remolinos inmersos en un río de agua que fluye eternamente. No somos sustancia que permanece, sino formas que se autoperpetúan”
para Platón las ideas existen desde siempre, son eternas, y la tarea del hombre consiste en entresacar algunas de ellas. En el alma las ideas existen como adormecidas y el hombre conoce cuando las despierta. Por medio de la inteligencia el alma recupera las ideas, se aproxima al mundo de lo inteligible, pero mediante los sentidos el alma es conducida hacia la falsa realidad, hacia el mundo de lo sensible. El cuerpo sensible, complejo y corruptible es la cárcel del alma. El alma es como el puente entre el mundo de las ideas y el mundo de la copia.
Adolf Loos (1908): “La evolución cultural equivale a la eliminación del ornamento del objeto usual”. No obstante, su evolución parece tener direcciones diferentes: “La decoración debe incrementarse en la misma proporción que el progreso de la civilización” (Owen Jones, 1856).
Así pues, si nos fuera permitido mezclar con cierta irreverencia Edad Media y Vanguardias, podríamos afirmar contundentemente que, al elegir una de entre un sinnúmero de formas (o revelaciones de la divinidad), el artista extrae del mundo de lo ya existente un objeto, lo eleva al rango de creación artística y lo propone, para su goce, al resto de los seres sensibles. En el límite, lo que hace es seleccionar ready-mades del universo sensible para afirmarse como autor de dicho atrevimiento. Desde esta perspectiva, el universo puede concebirse como un inconmensurable ready-made a partir del cual los manipuladores de formas: los artistas, no crean propiamente hablando, sino que toman prestados objetos talismá- nicos37, 38 pre-existentes, fragmentos del rostro de Dios, para que el resto de los seres sensibles miremos asombrados esos atisbos fragmentados de la belleza sobrecogedora de nuestro universo.
Lyotard nos recuerda–, al llegar la fotografía, la pintura se evadió de su exclusividad al realismo para explorar las formas posibles de la abstracción; al llegar el cine, el relato se apartó de las secuencias lineales cotidianas y exploró las secuencias inconexas o imposibles, como en la música o en la novela aleatorias
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