sábado, 15 de marzo de 2014

Escribimos el libro de las matemáticas para descifrar el lenguaje de la naturaleza.




A pesar del cambio incesante y la dinámica del mundo visible, existen aspectos misteriosos del ritmo del Universo que son inquebrantables en su constancia. Con la observación que conlleva el estudio, se ha llegado a identificar una colección de números arraigados en la regularidad de la apariencia. Les llamamos constantes de la naturaleza, son las que unifican al mismo tiempo nuestro máximo conocimiento y también nuestra infinita ignorancia.

Estas constantes aparecen como un hilo invisible se teje en continuidad a lo largo y ancho de toda la naturaleza. Es lo que lo mantiene el todo rotando pero al mismo tiempo firme.

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