La manera en cómo las interfaces digitales van moldeando la idea del amor y el comportamiento de los usuarios.
Experimentar el amor en Internet es un fenómeno que viene desde principios de los noventas. Siempre han formado parte de la red los sitios web para buscar relaciones amorosas y generar encuentros románticos. En los últimos años estas interacciones han pasado del ‘espacio constituido’ para este fin, digamos sitios de dating como match.com uno de los pioneros en este menester, a las redes sociales.
Internet se nos presenta como un mecanismo de despliegue de información de todo tipo. La llegada de Internet a nuestras vidas supone en primera instancia una democratización de los medios a partir de la distribución del conocimiento,etc.
Sin embargo, y a pesar de los avances y progresos lo positivo que pueden resultar el poder mediático,
no podemos caer en la mentira de esa trampa que la comunicación en nuestros días va hilando y camuflando frente a nuestros ojos. La comunicación permanente no ha supuesto una mejora en la calidad de vida de toda la humanidad como habían previsto en sus inicios la comunidad entusiasta de estas tecnologías.
Muchos han puesto en evidencia que la promesa de un mundo fantástico e ideal tecnológico no se está cumpliendo, sino todo lo contrario. No han conseguido que la sociedad en la que vivimos sea más justa o empática, las riquezas se distribuyan de forma cada vez menos equilibrada y el poder tiene como base lo informativo.
Las empresas mediáticas controlan los círculos y flujos de información sin que la mayoría de las personas usuarias, protagonistas y receptoras de la misma sean conscientes de que no es tan libre ni tan transparente. Cabe destacar que estas empresas funcionan casi como monopolios de la interfaz digital. Consecuentemente el poder que sostiene esa homogeneización de nuestras ideas y nuestros modos de vida, por un lado, provoca el conflicto y, por otro lo justifica.
Vivimos hoy en día transformaciones continuas en nuestro estilo de vida, en todas sus formas de asociación incluyendo lo más íntimo. Estamos inmersos en interfaces que se han establecido para dar forma e imagen a sensaciones, emociones y hasta sentimientos. En la red, la capacidad de generar intimidad se expone al máximo, puede ser quizá ésta la característica más relevante.
A partir de estos intercambios virtuales que tienen como materia desde el uso de emoticones hasta los más recientes avatares que contienen propiedades para simular el afecto íntimo sexual, se viven experiencias intensas que dejan poco o nulo espacio para autocuestionarse.
Se toman posturas se autodefine como amor en Internet.
¿En qué medida se modifica la experiencia amorosa mediada por una interfaz?¿Qué pasa con las imágenes?¿Cómo se manifiesta una relación amorosa mediada por la red?
El amor es una construcción social y ciertamente en cada periodo histórico se ha desarrollado una concepción diferente de éste. En los tiempos del occidente antiguo, la idea del amor romántico estaba lejos de existir; se consideraba por un lado al sexo como un deber social y al placer como simple acto de pasión física. El matrimonio era una empresa que cerraba un buen trato de transacción de bienes entre dos familias, cada una aportaba lo que le faltaba a la otra. La mujer debía por lo general mantener cierta honorabilidad al ser sumisa y abnegada a su marido; las relaciones sexuales se limitaban a la copulación a vistas de engendrar. Hasta mediados de la Edad Media, los matrimonios siguen con esta estructura patriarcal sin embargo surge la idea del amor cortés que suponía una concepción platónica y mística del amor, era una forma de amor secreta que generalmente no se practicaba entre parejas formales.
Con la llegada del cristianismo se modifican los deberes y obligaciones dentro de la pareja matrimonial; se impone la fidelidad tanto para mujeres como hombres, el matrimonio es para toda la vida y el amor existe como un amor a Dios que se expresa en cumplir su voluntad dentro del acuerdo marital. En el siglo XII, la época de los trovadores, el amor empezó a idealizarse y se empezó a creer que ‘el matrimonio no era excusa para no amar’. Para la época victoriana el amor romántico supuestamente nacido a partir de un estricto cortejo, se convierte en un requisito para el matrimonio. A finales del siglo XVIII el amor romántico pasa a ser algo fundamental, casarse toma otro sentido más personal e íntimo, aparece la sexualidad afectiva.
El siglo XX muestra otro panorama, las mujeres y hombres empiezan a elegirse sin considerar los factores económicos,las muestras amorosas pueden realizarse en público, se constituye un cambio radical gracias a la comercialización de la píldora anticonceptiva, las parejas podrían existir teniendo hijos o no. A partir de este momento la cultura occidental ha ido forjando sus ideas sobre lo que se considera ‘estar enamorado’ lo cual representa la base para formar una pareja, de modo que el amor romántico se va haciendo popular y el matrimonio queda relegado a una elección personal.
En la actualidad nuestra concepción del amor y del mundo en general está plenamente inmersa en un escenario de imágenes virtuales, en un mundo de representación, en el que los símbolos no son sólo metáforas sino que se toman como lo verdadero. El ciberespacio resulta el medio para estar con otros generando la percepción de una presencia permanente; lo cual nos conduce a la exposición constante que suele convertirse en una vulnerabilidad frente al otro. Internet no sólo ofrece puntos positivos sino que el mundo real ha exportado también a la red, los sentimientos negativos como ansiedad y miedo.
En esta paradoja de la comunicación que fortalece la intimidad pero al mismo tiempo nos aleja de la proximidad, se educan personas con deseos y percepciones sobre la realidad equivocados: buscar placer en la visión. El amor y la imagen han estado por siempre relacionados.
Para Platón, según el discurso de Sócrates, apunta que el amor es la motivación o impulso que nos lleva a intentar conocer y contemplar la belleza en sí. En amar las formas o ideas eternas, inteligibles, perfectas y que van más allá de la belleza física que se puede apreciar -sin embargo, no la excluye-.
La idolatria. El número de oro I. Los ritmos. Matila Ghyka
La experiencia de lo virtual facilita esa ilusión de proximidad, que genera una vivencia de gran intensidad en los usuarios. Además este papel ilusorio se ve favorecido por el discurso capitalista imperante que moldea nuestro deseo a partir de la renovación de sus objetos de consumo que prometen traer satisfacción en nuestra existencia y nuestras relaciones.
Esta situación desata la aparición de nuevas formas de control, ya no digamos desde las empresas, sino también entre individuos usuarios. En un ambiente donde ‘todo está permitido’ se vuelven difusos los límites personales. Somos testigos de cómo la tecnología digital, apoyada por la fijación hacía el mundo de las imágenes, nos permite mostrarnos entre nosotros a través de imágenes y construir una ficción ligada a nuestros ideales.
En este juego de máscaras, vale la pena repensar cómo se está construyendo la imagen. Desde donde se crea y si es posible impedir el traspaso de los ideales capitalistas a nuestra vida emocional y práctica pictórica.
¿Cómo funcionan las interfaces digitales en el desarrollo del amor? ¿Desde donde puede el arte presentar este problema?
Diversos autores han señalado cómo la tecnología está afectando los modos de amar y de enfrentar los conflictos desde diferentes campos de conocimientos, desde la psicología, marketing y seguramente aunque es parte de esta investigación hacer una búsqueda, del arte. Las perspectivas que resultan más relevantes para el desarrollo de mi trabajo son las que analizan el poder psicológico de la imagen y el diseño de estructuras interactivas (interfaces) para la comunicación personal digital.
En el caso de este proyecto se hará un énfasis en el aspecto técnico de la interfaz con miras de producir a partir de estos modelos; las interfaces siendo las redes sociales más populares, probablemente facebook (instagram, whatsapp) y twitter. Partiendo de un proceso de producción basado en experimentación con código se trabajará en relación algunos conceptos como idolatría y el espejo.
idolatría / el espejo / el código