En la concepción artística propuesta por Tommaso Tozzi a finales de la década de 1980, con una teorización en su folleto "Subliminal Interactive Happenings" (1989), el arte hacker se realiza mediante la difusión libre, creación y manipulación de información que determina un flujo no controlado de datos digitales. Cualquiera que participe en este proceso ingresa a una red de contaminaciones creativas, originando el evento artístico con su propia acción espontánea. El arte hacker se asemeja a un virus que se desarrolla dinámicamente utilizando los nodos de la red, provocando la contaminación progresiva de los elementos involucrados en el proceso creativo. El arte hacker se propone como una forma de intercambio abierto entre personas, que son simultáneamente usuarios y productores de información.
En las décadas de 1980 y 1990, la actividad artística de Tommaso Tozzi coloca en primer plano la cuestión de crear contextos de "interacción horizontal" entre las personas. Se utilizan los medios, trabajando en su capacidad para crear relaciones entre varias personas, poniendo en práctica los conceptos de autogestión y redes.
A partir de 1982, Tommaso Tozzi colaboró en esta dirección con el músico Giuseppe Chiari, miembro de Fluxus, organizando numerosos acontecimientos y, a partir de 1986, preparando espacios alternativos para presentar actuaciones, grafitis, espectáculos, fanzines, grupos y publicaciones. Los espacios animaron parte de la escena underground florentina hasta 1988: Bang Amen (1986), establecido en un pequeño garaje y Pat Pat Recorder (1986-1988), establecido y gestionado con Steve Rozz, Nielsen Gavyna, Priscila Lena Farias y Massimo Contrasto.
En la década de 1980, más precisamente en el período de 1987-1989, Tommaso Tozzi utilizó su contestador automático según el principio del arte hacker, dando vida al proyecto "419695 - Art Fanzine for an Answering Machine". Su contestador automático estuvo abierto a todos durante un año y medio; cualquier persona podía grabar cualquier tipo de presencia sonora, musical, poética, filosófica, dando espacio a habilidades de improvisación. Como los fanzines y punkzines, las personas podían expresar libremente sus pensamientos (desde casa, desde la calle, desde el lugar de trabajo, etc.), administrando autónomamente un medio tecnológico de manera espontánea: el contestador automático. Los mensajes grabados se retransmitieron al mes siguiente en ciertos momentos del día para ser escuchados en el contestador automático. Variascopias del programa "schedule" fueron luego impresas por Tommaso Tozzi y posteriormente enviadas a varios espacios alternativos, galerías de arte, revistas, fanzines y museos, entre ellos el Museo de Arte Moderno de Nueva York. El mismo proyecto fue posteriormente adaptado a la tecnología de la información utilizando el Hacker Art BBS (1990), un banco de datos casero (desde 1992 un nodo de la red telemática amateur Cyberpunk) al que todos podían acceder conectándose a la computadora de Tommaso Tozzi a través del módem, con el objetivo de leer, dejar, manipular datos, filosofía, diversos textos, imágenes, creaciones individuales o colectivas. En su libro sin derechos de autor "Oppositions '80", Tommaso Tozzi lo define como una "exposición abierta a todos, que evidentemente continúa teniendo el carácter de fanzine electrónico e interactivo" (1991a, p. 30).
El libro "Oppositions '80. Algunos de los hechos que han sacudido la aldea global" fue publicado en 1991 por la editorial independiente Amen, en Milán, y cita la mayoría de las experiencias de los punks, ciberpunks y hacktivismo de esos años, incluyendo textos, imágenes de volantes y escritos individuales y colectivos de muchas personas que estuvieron activas en ese período.
En la nueva visión del Arte Hacker presentada por Tozzi, con la posibilidad de manipular y reproducir imágenes con medios digitales, el arte se convierte en un flujo temporal y un proceso abierto, dejado a la improvisación espontánea de los participantes. A través de las redes telemáticas, todos se convierten simultáneamente en usuarios y productores de información. Tommaso Tozzi define así el Arte Hacker en 1989: