El gesto, en la acepción primegenia de la palabra, remite al movimiento de partes del cuerpo humano como las manos, brazos o la cabeza. Este movimiento corporal, consciente o no, puede ser la principal vía de expresión de pensamientos y sentimientos, o colaborar para dotar de una mayor fuerza expresiva al lenguaje verbal. También existe otra manera de entender el gesto, una conceptualización que conecta con una determinada manera de ser y obrar, gesto entendido como actitud, acto o intervención. El gesto del artista -de un artista pintor- nace al extender la idea de gesto a la práctica artística en general y a la pictórica en particular. El gesto artístico de un pintor se desplega en el proceso de trabajo y preserva los dos niveles originales del gesto en el acto de la creación pictórica. El nivel externo en la faceta corporal, la incidencia física del gesto, del trazo mutando la materia, del proceso y la técnica empleada. El nivel interno en relación con el pensamiento consciente e inconsciente, con los postulados del pensamiento artístico y las emociones, con la inspiración que hace brotar el gesto y lo clausura. Ambos niveles del gesto artístico, interno y externo, confluyen en
la acción que plasma la obra. Esta última tiene una existencia continuada en el tiempo contraria a la del gesto, impermanente como el artista y habitualmente huidizo en el espacio.
Aurora Corominas
http://www.iua.upf.edu/formats/formats3/cor_e.htm