lunes, 20 de octubre de 2014

Representación

La filosófica clásica asume que conocer algo significa representarlo por lo que no existe conocimiento sin representación. Desde esta perspectiva, la representación mental de un objeto es entendida como la presentación directa a modo de huella, como la impresión resultante de éste siendo considerado por los sentidos. En el razonamiento aristotélico aparece la mímesis como herramienta de representación. Es el modo esencial del arte con el que se materializa la acción humana y por lo tanto la base del aprendizaje. Para Aristóteles, imitar es aprender y aprender es placentero. El estudio de la forma y los sistemas de representación fueron sumamente importantes en la modernidad. Es en ésta época cuando aparece oficialmente la representación como concepto y lo define ante todo como “el proceso de conceptualización”. Los pensadores modernos que cuestionaron los modos de representación y cuestionaban la semejanza como único vínculo entre la representación y lo representado. La semejanza pasa a ser un valor que se identifica con el mundo antiguo y el razonamiento intelectual moderno se enfoca en la sensación, que arroja datos puros y la interpretación, que genera entendimiento. Descartes reconoce que en la forma “yace el fundamento de todo nuestro trato con la naturaleza” pero afirma que la mimesis no es la respuesta.


 En la cultura griega, el uso de ciertas formas fue la base de su filosofía, estética y ética. Constituían una concepción armónica del conocimiento y la vida la cual era representada en la arquitectura. Sus composiciones son geométricas, parten de lo que se conoce como modelos platónicos buscando la correspondencia armónica entre el ritmo del hombre y el ritmo del cosmos.

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